Reducir la hipertensión arterial y la agregación de plaquetas, a través de la corteza del tubérculo, es un hecho comprobado gracias a un estudio de la ciencia farmacéutica.
Así fue confirmado por Diana Marcela Buitrago, estudiante del doctorado en Ciencias Farmacéuticas de la UN, quien luego de una investigación de más de cuatro años, pudo hallar tales efectos farmacológicos en la corteza de la papa de las variedades pastusa y sabanera.
“Este estudio surge de la necesidad de encontrar un sustento –ajustado al rigor del método científico–, del uso etnobotánico (infusiones de usanza popular) que la comunidad hace con fines de tratamiento para combatir la hipertensión arterial”, asegura Buitrago.
La investigadora realizó una evaluación de los efectos y posibles mecanismos de acción vasodilatadora en anillos de aorta de rata y antiagregantes en plaquetas humanas de los compuestos aislados de la corteza del tubérculo.
El profesor Mario Francisco Guerrero, PhD en Farmacia con énfasis en Farmacología y director de la tesis, explica que “cuando ocurre la agregación de las plaquetas (unas células presentes en la sangre), se forman los trombos, y si eso se produce en las arterias del corazón se producen los infartos. Una estrategia farmacológica es utilizar antiagregantes plaquetarios. Ya hay un agente, el más famoso es la aspirina”.
Gracias al trabajo de tesis denominado “Estudio de los mecanismos antihipertensivos y antiagregantes plaquetarios de los metabolitos activos obtenidos de Solanum tuberosum”, Buitrago destaca que el perfil encontrado en la especie analizada permite demostrar que posee efectos cardiovasculares vinculados con actividad vasodilatadora y antihipertensiva como un anti-angiotensinógeno y antiagregante plaquetario con más de un principio activo. Los metabolitos responsables de estos efectos son los compuestos polifenólicos denominados ácido cafeico y ácido clorogénico. “En otras palabras, se trata de una contribución importante en la búsqueda de alternativas novedosas para el tratamiento de los trastornos cardiovasculares”, dice.
Para el doctor Guerrero, el aporte de este trabajo le apunta, en primer lugar, a la validación del uso popular de esta especie, pues a la luz de los hallazgos sí hay una base científica para considerar que esa costumbre tiene fundamento.
En segundo lugar, considera en el mediano plazo, la utilización de un fitoterapéutico derivado de la Solanum tuberosum con una doble acción farmacológica que contribuya a combatir dichos síntomas, los cuales se traducen en un problema para pacientes con enfermedad coronaria. “Es lo más parecido a lo que hace la aspirina”, comenta.