El mayor enemigo nutricional para la salud cardiovascular no es el exceso de calorías, sino un tipo de grasas, las trans, que se emplea con mucha frecuencia en alimentos preparados. Si tan sólo un 2% de la grasa total que consume un individuo provee de este tipo de grasas, su riesgo de padecer enfermedad cardiovascular aumentará un 23%. Según un estudio de la prestigiosa NEJM, las grasas trans no sólo disminuyen el colesterol bueno y aumentan el malo;además, promueven la inflamación sobre todo en obesos y, según un multitudinario estudio, elevan la incidencia de la diabetes. Sin embargo, y a pesar de los riesgos que supone para la salud, este producto no sólo no está prohibido, sino que es muy difícil de evitar para el ciudadano ya que su nombre no está impreso en prácticamente ninguna de las etiquetas nutricionales que acompañan a la mayoría de los productos.
Ante esta situación, algunos gobiernos Dinamarca fue el primero han decidido, directamente, prohibir estas grasas por el riesgo que provocan a la salud. En España, además, ciertas empresas la última, la cadena de supermercados Eroski han optado por no elaborar sus productos con este tipo de grasas, o hacerlo con un contenido mínimo.
Todas las compañías que han optado por políticas de este tipo tienen en común que lo han hecho solas, sin ningún requerimiento por parte de las autoridades sanitarias, a pesar de que la Organización Mundial de la Salud ha abogado por la reducción del consumo de grasas trans.