Papas híbridas podrían salvarnos de la hambruna

Papas híbridas podrían salvarnos de la hambruna
januari 02, 2019

Científicos de del Centro Internacional de la Papa (CIP) están usando papas silvestres para desarrollar variedades climáticamente resistentes. Esto a raíz del eminente cambio climático que afectará a millones de pequeños agricultores de nuestro de nuestro país.

Las papas resultantes combinan la tolerancia al calor y a la sequía con la resistencia al tizón tardío y la marchitez bacteriana, las enfermedades más importantes que afectan los cultivos de este tubérculo y que se podrían convertir en amenazas aún más grandes.

La enfermedad más común llamada ‘la rancha’ causa miles de millones de dólares en pérdidas a los productores de papa de todo el mundo, que anualmente gastan en fungicidas para controlar esta enfermedad. El desarrollo de variedades de papa resistentes reducirá los costos de producción.

Los científicos han pasado los últimos cuatro años evaluando las papas silvestres mantenidas en el banco de germoplasma del CIP en Lima y cruzándolas con papas cultivadas, gracias al apoyo de Crop Trust y el gobierno de Noruega.

Esas plantas han desarrollado mecanismos que les permiten hacer frente a condiciones extremas, y los mejoradores buscan transferir esos rasgos a las variedades cultivadas. El banco de germoplasma del CIP custodia una de las colecciones más grandes del mundo de parientes silvestres de papa.

“Vamos a compartir nuestras papas resilientes con programas de mejoramiento de Kenia, Perú y de todo el mundo para que sean cruzadas con papas adaptadas localmente. También proporcionaremos capacitación a nuestros socios en cuanto a evaluación, selección y uso de parientes silvestres de los cultivos en el mejoramiento de papas al tiempo que aumentamos la sensibilización sobre su potencial a nivel mundial”, explicó el Dr. Thiago Mendes, mejorador de papa y líder de proyecto del CIP.

Este trabajo forma parte de la iniciativa “Adaptar la agricultura al Cambio Climático: Recolección, Protección y Preparación de los Parientes Silvestres de los Cultivos”, apoyado por el gobierno de Noruega.

“Los pequeños productores no siempre pueden adquirir los fungicidas que necesitan para controlar el tizón tardío, lo que implica que son los más perjudicados. Y debido a que el patógeno del tizón tardío está evolucionando rápidamente, la eficacia de los fungicidas disminuye con el paso del tiempo”, sostiene Thiago Mendes.

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