España: aguas subterráneas y su impacto sobre la producción de patata

En España, el regadío es uno de los pilares estratégicos de la agricultura y especialmente en Castilla y León, donde sostiene buena parte de la producción hortícola y de cultivos de alto valor económico. Su aporte al PIB regional supera con creces la media nacional y permite mantener una industria agroalimentaria que depende de materias primas con calidad, estabilidad y volumen. 

La actualidad viene marcada por el uso del agua subterránea y la aplicación de nuevas exigencias regulatorias dentro del marco hídrico de la Unión Europea. La UE no plantea eliminar el regadío, pero sí demanda una gestión más estricta, medible y sostenible de las extracciones, especialmente en zonas vulnerables. Esta transición afecta de lleno a Castilla y León, donde los regadíos subterráneos cubren cerca de un 30 % de la superficie regable y constituyen el soporte principal para cultivos intensivos como la patata, cuya viabilidad futura dependerá de una planificación que equilibre productividad y conservación del recurso. 

En este contexto, la patata se posiciona como cultivo clave: Castilla y León es líder nacional con más de 17.000 hectáreas y alrededor del 40 % de la producción española. El regadío permite mantener rendimientos superiores, abastecimiento continuo y materia prima de calidad para industria, fresco, transformación y exportación, conformando el núcleo económico de muchos territorios agrícolas de la Comunidad. 

A pesar de ello, la sostenibilidad hídrica se convierte en un punto crítico. La estabilidad de los acuíferos en las últimas dos décadas —con e incluso mejoras piezométricas en áreas concretas— demuestra que una gestión adecuada es posible, especialmente si se integra como condición estructural del modelo productivo. El desafío será adaptar sistemas de bombeo, consumo energético y extracción a un marco regulatorio más estricto sin perder competitividad. 

Castilla y León encara así un debate y una oportunidad: consolidar su liderazgo productor en patata garantizando el uso sostenible del agua subterránea. El futuro del sector dependerá de políticas que no penalicen el regadío, sino que lo integren con criterios de eficiencia, medición y equilibrio ambiental, asegurando que el cultivo insignia de la región continúe generando riqueza, empleo y vida en el medio rural.